Si las intervenciones matutinas sirvieron para poner sobre la mesa cuestiones prácticas sobre cómo actuar en las redes sociales, en la mesa vespertina del ‘Encuentro sobre redes sociales en los museos y centros de arte contemporáneo’ que celebra hoy (1 de abril de 2011) en el Musac la sesión se centra en reflexionar sobre cuestiones claves de las redes, como quién debe implicarse en ellas o cómo debe comunicarse en estas plataformas.
Pero resulta inevitable hacer una reflexión al respecto. A lo largo de la jornada se están asegurando cosas como que no debe responsabilizarse a un becario, algo en lo que no se puede estar más de acuerdo en la teoría, pero demasiadas veces se recurre a ello. Y se recurre porque tal vez son inviables varias de las propuestas que se hacen desde la mesa:
- Debe comandarlo el Área de Comunicación de la entidad.
- Deben secundarlo todos los miembros de la empresa.
Pero aquí la realidad demuestra que suele haber varios problemas.
Respecto al área de comunicación:
- Areas de comunicación unipersonales o con personas que se dedican a esa tarea compartiéndola con otras no relacionadas con la comunicación. Añadir redes sociales a su carga de trabajo puede ser problemático.
- Áreas de comunicación que se enfrentan a esta tarea sin una estrategia previa en redes sociales: sin una planificación de ningún tipo, con estructuras de Dirección que viven de espaldas a estas acciones de comunicación las redes sociales; a veces, incluso con un ‘conocimiento sobre la marcha’ de las herramientas, que van descubriendo a medida que las abren por primera vez para su firma.
- Áreas de comunicación que parten de planteamientos de comunicación tradicional, es decir, unidireccional, que no entienden que en la Red manda la conversación. Son las personas que cuando alguien les avisa por Facebook de que tienen un enlace roto en la web, eliminan el comentario, porque consideran que les da mala imagen; personas que se limitan a informar de los eventos, como si Facebook fuera una simple agenda; personas que tardan un mes en responder a dudas planteadas por sus seguidores o amigos...
Respecto a la colaboración del resto del personal de la empresa:
- ¿Todos ellos están alineados con la filosofía de la empresa? ¿O algunos se limitan a hacer sus horas para llevarse un sueldo a casa?
- Si muchas veces no podemos pedirle más carga de trabajo al Área de Comunicación, ¿se le puede pedir al resto de áreas? Porque, como se ha dicho en la mesa, una cosa es pasar el rato en las redes con los amigos y otra muy distinta usarlas de forma profesional. ¿Tienen las entidades la suficiente capacidad de motivación para que todo su personal, o al menos los puestos de responsabilidad, colaboren en las redes sociales?
- Si a los expertos en comunicación les cuesta ‘cambiar el chip’ hacia la conversación; si un becario, probablemente periodista, no está preparado para manejar la imagen de marca de la entidad, ¿están preparados para esas tareas los trabajadores de la empresa, por mucho tiempo que lleven en ella?
A esas reflexiones hay que seguir uniendo afirmaciones: no deben hacer las tareas de las redes sociales empresas externas.
La pregunta, entonces, es clara: ¿quién debe llevar a cabo esta tarea?
No creemos en la empresa externa; no queremos cargarle la responsabilidad al becario; y la experiencia demuestra que muchas veces ni los trabajadores están dispuestos a a ayudar ni los propios gabinetes de comunicación, si es que existen, saben muy bien por dónde empezar.
Esa es la gran duda que no se está resolviendo esta tarde.
2 comentarios:
aprender aprendiendo
aprender haciendo
aprender siendo
aprender queriendo
aprender compartiendo
Creo que de todos los problemas que se plantean en el post, en el que hay que insistir es en el cambio de estructura mental, para poder transformar todo tipo de estructuras.
Solo es cuestión de tiempo, y de viralizar el mensaje.
Otro gran tema, del que no se habló, es si los usuarios realmente quieren aproximarse de una forma no pasiva a lo cultural... y si estamos en ése punto.
Tiempo al tiempo
La comunicación institucional en redes sociales es amplísima. Lo que trata de resaltar el post es que en este terreno estamos un poco como cuando nacieron las páginas web: las entidades, públicas y privadas, se hacían una porque querían estar en Internet, pero nada más: ni una estrategia previa, ni una idea clara de que debía estar bien construida (diseño, arquitectura, maquetación...) ni personal disponible para su mantenimiento. En muchos casos, se encargaba su creación a un 'cuñado' que se había puesto a trastear con FrontPage, y se encargaba de su actualización el que más cerca estuviera de la puerta del jefe, sin saber cómo escribir noticias, sin saber cómo hacerlo para posicionar mejor el contenido, sin saber que la constancia es crucial, sin saber que copiar y pegar sin más las de otros era ilegal, por ejemplo. ¡A veces incluso con faltas de ortografía!
Con las redes sociales está pasando lo mismo en la actualidad. Todo el mundo quiere estar en ellas, pero a las entidades les parece una especie de gasto superfluo o de incursión en su casa que ejecute (ojo, que digo ejecute) su estrategia de comunicación 2.0 alguien externo, especialista en comunicación. Y, por más que duela, incluso el becario de periodismo sabe más de comunicación que el jefe de área de X. Al menos, por formación, se le presupone ese conocimiento, como el valor al soldado. Y ello, partiendo de que estamos de acuerdo en que un becario no debe encargarse (o no en solitario) de las redes sociales de una entidad. ¿Por qué no dejar en manos de especialistas aquellas cuestiones a las que no llegamos? ¿Por qué no montar un equipo con gente de dentro y gente de fuera, en el que cada uno aporte una parte del valor total del producto?
Por lo demás, y comentarios aparte sobre cosas muy específicas, la jornada del Musac fue realmente constructiva. Gracias, Paula, por estar entre las personas que lo hicieron posible.
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