Imagínate que tienes un grupo de música. Tú y tus amigos os dedicáis a grabar canciones, que en principio cuentan con muy poco presupuesto, ya que apenas os conoce nadie (si acaso en vuestro entorno más cercano o como mucho en vuestro barrio).
Vuestro sueño es convertiros en grandes artista. Para ello necesitais que vuestra obra se conozca, pero los medios tradicionales os dicen que debéis registrar tu obra en el Copyright. Tienéis que pagar ciertas tasas para que los intermediarios vigilen que vuestra obra está protegida y para que te pidan “permiso” a la hora de difundirla. Además, te avisarán de todo ese procedimiento.
Ese es el negocio de las discográficas, que distribuyen tu obra en productos físicos, que son los discos, y que protegen los derechos sobre tu obra y ayudan a distribuir tus canciones.
Sin embargo, para alguien que se inicia en el mundillo, todo ese proceso puede resultarle problemático. Muchos nuevos artistas se encuentran con serias dificultades para difundir su música, porque suelen contar con un presupuesto paupérrimo, de modo que recurren a Internet.
En la Red puedes colgar tus obras en redes sociales, hablar de tu trabajo con total libertad, y además cuentas con una herramienta que te permite subir tus canciones de manera gratuita para darte a conocer en el amplio mundo de Internet. Gracias a esa herramienta, gracias a tu propio trabajo y tu talento, descubres que eres famoso. Muchísima gente escucha tus canciones, conocen tu grupo, tu obra, y por fin empiezan a interesarse en tu trabajo.
Acabas de saltar todo ese proceso que a lo largo de años muchos artistas han tenido que traspasar para que su obra sea conocida y puedan financiar sus conciertos, así como conseguir invitaciones para tocar en locales y fiestas.
¿De qué estamos hablando? De sitios como Spotify o Rockcola. Ellos apuestan por potenciar la música a la carta, gratis, legal y financiada por la publicidad y la suscripción de aquellos usuarios que quieran disfrutar de mejores prestaciones en la página.
El modelo de negocio se asemeja a la radio. Los propios directivos de Spotify argumentan que las cuñas publicitarias no molestan a los usuarios siempre y cuando puedan escuchar música sin ningún tipo de limitación, exactamente igual que en la radio, sólo que con música a la carta. Esa es la novedad de Internet: el soporte y la personalización.
¿Dónde está el problema? ¿Por qué hay tanto miedo? Las compañías tradicionales se ven incapaces de lograr que sus negocios evolucionen a la misma velocidad que los tiempos que corren. Los negocios cambian, y aquellos que se resisten al cambio pueden, peligrosamente, quedarse estancados en una burbuja que pone en peligro a la propia cultura, aquella que precisamente dicen defender.
6 comentarios:
¿Piratería? ¿Descargas ilegales? No es la primera vez que en este blog utilizáis estos términos incorrectamente. Aún no he decidido si de forma interesada o contaminados por la desinformación reinante.
Os recuerdo que la ley en España y las sentencias dicen que descargar contenidos sin ánimo de lucro cae dentro de la legalidad de la copia privada. También las redes y programas P2P son legales. Y las páginas de enlaces.
No criminalicéis lo que no es un delito.
Saludos amigo:
Creemos que te refieres a este párrafo: "La cuestión es encontrar el equilibrio entre las quejas de las discográficas y ciertos artistas que ven en esta herramienta un peligroso avance para la piratería y los miles y miles de usuarios que abandonan las P2P para disfrutar de música de forma legal. Además, una cosa es descargar ilegalmente canciones y otra muy distinta es implementar un nuevo modelo de negocio que aleje a los internautas de la piratería."
En Culturatic no pretendemos posicionarnos en uno u otro bando, no obstante, queremos dejarte claro que las descargas P2P son consideradas ilegales por las discográficas y muchos artistas, que es lo que tratábamos de decir en el párrafo anterior. No obstante, el debate es sano y nos gustaría que nos dierais vuestra opinión al respecto.
Debatamos, entonces.
Las palabras no son inocuas. Muchas veces denotan una toma de partido y en general los medios de comunicación no las utilizan correctamente o inocentemente. Y en la opinión pública pueden calar ideas ayudadas por un uso interesado de los términos.
¿Qué es piratería? Que yo sepa, no hay una definición "oficial" ni "legal" por lo que cada uno puede entender cosas distintas. Para mi, cobrar un canon como el actual, es un claro acto de piratería, un robo legal y consentido.
¿Qué son descargas ilegales? Hasta la fecha, los jueces deciden en base a las leyes, no a lo que consideren legal o ilegal las discográficas. Y aunque lo intentan, de momento no han conseguido cambiar las leyes.
No se ha condenado a ningún usuario por descargarse pelis de megaupload, ver Weeds en Seriesyonkis o usar P2P para bajar música. Ni siquiera se ha condenado a los portales de enlaces que han sido juzgados.
Yo quisiera que los realities de Telecinco fueran ilegales y conducir a 200 por las autopistas fuera legal, pero por ahora, las leyes no son así, así que no puedo hablar de tertulias ilegales, aunque quisiera, ni pisar a fondo bajo mi responsabilidad y criterio.
Como dice "Robe" Iniesta:
"la descarga (de música) por la cara, me parece que es como colarse en un concierto, si tienes que hacerlo por cojones, pues lo haces. Pero la forma natural de entrar en un concierto y de oír música es pagando, para que así la forma natural de vida de un músico sea vivir de su trabajo."
Tiene su lógica, ¿no?
Eso es cuestionable, 'Robe'. Eso es como decir que un periodista sólo puede cobrar por su trabajo si a ti te cobran por oír la radio o por ver la tele (el ejemplo del periódico no me vale, porque con el euro que pagas en el quiosco por él no abonas ni el coste del papel que se utiliza). Lo que hace falta son nuevas fórmulas que garanticen que el autor puede vivir de su trabajo y que apoyen, a la vez, otro tipo de 'causas' igualmente justas, como que el acceso a los productos culturales sea lo más sencillo posible, que el consumidor pague un precio justo por lo que compra... Lo que no es de recibo es que los que tienen el lío montado desde hace años (me refiero a los intermediarios) quieran a toda costa mantener su chiringuito, forrarse a costa de consumidores y autores (que cobran una pequeñísimo porcentaje por lo que en realidad producen ellos), y se empeñen en no permitir que nada cambie para no tener que evolucionar. Hay que ser muy cínico para decir que defiendes a los autores de canciones y libros cuando en realidad lo que defiendes es vender el libro en papel o el disco en un soporte de plástico.
¿Qué parte de la siguiente frase es cuestionable?: "la forma natural de vida de un músico es vivir de su trabajo".
Y creo que también es aplicable a un periodista, a un pintor o a un carnicero.
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