miércoles, 31 de marzo de 2010

Redlato: capítulo 2

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Segundo capítulo del Redlato. Recordad que podéis participar cada día en http://redlato.ferialibrovalladolid.es. esperamos vuestras continuaciones para el capitulo 3.

Capítulo 2:

Sigilosamente, y aprovechando el traspiés de Pascual, convenció a Durruti para que le acompañara hasta la trasera del taller, con la inestimable ayuda del exquisito señuelo de los caramelos que aquella tarde había comprado a Dimas, el tendero de la plaza del Carmen.

Supo desde el principio que la matanza era inconcebible. Cualquier persona con “dos dedos de frente”, tendría que haber supuesto que dos tipejos como ellos, él desgarbado y patilargo, Pascual fornido, aunque cenutrio y obtuso, no podrían acabar por sí solos con la plácida existencia de Durruti sin convertirlo en una escabechina. Por muy dócil que fuera, a la amenaza del filo hubiese surgido el espíritu revolucionario del “general“.

Martín, que por cierto así se llamaba el padre de Pirelli, por aquello de haber nacido el día de su onomástica, y que no pocas mofas tuvo que soportar el día del sorteo, a costa del célebre refrán de “a cada cerdo le llega su San Martín”; pues Martín, y Durruti, ocultos en silencio tras la camioneta que Federico, el frutero, había llevado el viernes a la mañana a reparar, vieron pasar a Pascual encendido en cólera, cuchillo en mano, con los ojos inyectados en sangre, la sangre del marrano que ni siquiera había llegado a coagular, indignado por las viandas que se le escapaba de las manos. Humano y bestia, voz y gruñido, quedos.

Durruti contemplaba con parsimonia a Martín, absorto y cómplice, conminándole a resolver sin dilación aquella situación que él solito había provocado. Además hacía un rato que del festín de caramelos ya no quedaban ni las esquirlas.

No restaba mucho tiempo hasta el amanecer y Martín necesitaba con premura una solución al recién creado problema. No había vuelta atrás, había tomado la férrea determinación que Durruti moriría de viejo. Debía elucubrar un plan …

Las industrias culturales, a debate en Barcelona

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La presidencia española de la Unión Europea está acompañada durante su semestre de vigencia por un rosario de reuniones y de cumbres sobre multitud de materias que tienen a nuestro país como escenario. Barcelona ha acogido durante esta última semana de marzo el Foro Europeo de las Industrias Culturales, una oportunidad para hacer balance sobre el estado actual en el que se encuentra el continente en esta materia. En el horizonte, alcanzar los objetivos que quedaron marcados en la estrategia de Lisboa y que pretendían hacer de la UE en este mismo año la economía basada en el conocimiento con mayor pujanza y dinamismo de todo el mundo.

En la agenda del foro han aparecido asuntos recurrentes que nadie quiere olvidar pero que, a la hora de desarrollar, suponen auténticas losas para mandatarios y agentes del sector. Entre ellos, el modelo de financiación de estas industrias, la gestión de los derechos de autor y la propiedad intelectual. Durante su intervención en la jornada inaugural, la ministra González-Sinde abogó por el derecho tanto de crear como de acceder a esas creaciones y recalcó la necesidad de que el talento y el esfuerzo de los trabajadores culturales sea dignamente retribuido.

Pero si el foro barcelonés ha tenido eco en el altavoz de Internet ha sido gracias a la intervención del divulgador científico Eduard Punset y sus palabras en las que alertaba de las consecuencias que puede acarrear un excesivo intervencionismo en la Red de redes por parte de nuestros gobernantes.



martes, 30 de marzo de 2010

Redlato: capítulo 1

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El Redlato ya tiene su primera continuación. A la introducción propuesta por Gustavo Martín Garzo ha seguido el primer fragmento para elaborar la historia completa de este relato participativo.

Ya sabes que es un proyecto abierto a cuantas personas deseen participar.

Reproducimos aquí tanto el inicio del escritor vallisoletano como el capítulo 1 de la historia:

La historia que voy a contar se la escuché a un albañil del Barrio de las Delicias al que todos llamábamos Pirelli, en recuerdo de los conocidos neumáticos. Le había sucedido a su padre durante la posguerra, en un taller mecánico en el que trabajaba como aprendiz. Aquellos eran tiempos de escasez. La Guerra Civil había arruinado a los españoles, que tenían dificultades hasta para conseguir los alimentos más elementales, sujetos a un riguroso plan de racionamiento por parte de las autoridades. Pues bien, en aquel taller, Carrocerías Molina, tenían un cerdo al que habían puesto de nombre Durruti, en emocionado recuerdo del general anarquista. Uno de los obreros se lo había traído de su propio pueblo, escondido bajo la chaqueta, burlando los controles policiales, y lo cuidaban en el mismo taller a la espera de que alcanzara el tamaño adecuado para hacer la matanza y repartirse sus exquisitas carnes. Lo alimentaban con las sobras de sus casas, y tenía un apetito tan voraz que hasta era capaz de comerse papeles de periódico y las virutas de la madera. Pasaron los meses y Durruti creció sano y apacible, pues la compañía y las atenciones que el padre de Pirelli y sus compañeros le prodigaban hizo de él un animal confiado y afectuoso, que seguía a sus amos por el taller y les acompañaba en sus trabajos como si fuera un perro faldero, pues los cerdos son unos animales limpios e inteligentes, contra lo que se suele creer, capaces de convivir en complacida vecindad con los hombres. Hasta que se hizo grande, y tuvo que plantearse en el taller el aplazado tema de su matanza. No era fácil conservarle con aquel tamaño, sin despertar las sospechas de los que iban por allí, como tampoco lo era enfrentarse al espectáculo de sus carnes rosadas y prietas sin que el hambre les hiciera pensar al momento en chorizos, jamones y tortas de chicharrones. De forma que un buen día, y haciendo de tripas corazón, decidieron que había llegado el tiempo de su sacrificio. ¿Pero quién de ellos lo haría? Lo echaron a suertes y le tocó al padre de Pirelli y a otro de los obreros. Ambos estuvieron de acuerdo en que esperarían al anochecer de ese sábado, y en que lo harían a oscuras, conscientes de que no habrían podido enfrentarse a la mirada de Durruti sin flaquear...

Por desgracia aquella noche se colaba por el ventanal del taller una rutilante luna llena, cuyo brazo de luz incidía directamente sobre el rincón en el que dormía acurrucado Durruti. Aquel cerdo había adquirido dotes de sabueso y en cuanto entraron el padre de Pirelli y su compañero, Pascual, abrió los ojos, movió el hocico en señal de saludo y volvió a acomodar su cabeza en el suelo. Pascual oficiaría de matarife, no en vano había participado en su infancia en numerosas matanzas en su pueblo materno. Aún resonaban en su cabeza los estridentes chillidos en el brutal momento en que brotaba la sangre a borbotones de la garganta del cochino.

Pascual desplegó sobre una mesa un fardo de cuero, cual cirujano y fue comprobando uno a uno aquellos utensilios que le había cedido un vecino de su pueblo.

- Ve atándole las patas, que este bendito ni se mueve.

Extrajo una piedra de afilar, el machete, el cuchillo tripero, aquel otro largo para degollar y por último el gancho, que brilló en la oscuridad. El resplandor desperezó a Durruti, para comprobar que en cuclillas, a su lado, le observaba en silencio el padre de Pirelli. Durruti clavó su mirada en sus trémulas pupilas y enseguida comprendió lo que venían a hacer, y aún así ni se inmutó.

Pascual buscó a trompicones un banco de madera en el que colocar al gorrino una vez que el gancho se incrustara en su papada, paso previo al estoque final. Tropezó con las gamellas, lo que hizo que hincara la rodilla en el suelo. Se reincorporó, no sin blasfemar un par de veces y al darse la vuelta, en el rincón donde yacía el verraco, sólo quedaba un halo lunar. Durruti y el padre de Pirelli habían desaparecido.

lunes, 29 de marzo de 2010

Culturatic presenta en el ayuntamiento su aportación a la Feria del Libro de Valladolid 43 Encuentro en Castilla y León

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La construcción de un relato colaborativo y un concurso de relato breve serán dos de las aportaciones de Culturatic a la Feria del Libro de Valladolid-43 Encuentro en Castilla y León. Culturatic inició su colaboración con la Feria del Libro de Valladolid ya en 2009, mediante el apoyo en el área de comunicación y la puesta en marcha y actualización de la página web www.ferialibrovalladolid.es.



Este año, además de continuar con esas tareas, Culturatic organizará la creación de un relato colaborativo ‘I Redlato Culturatic-Feria del Libro de Valladolid 43 Encuentro en Castilla y León’, así como el concurso de relato breve ‘I Concurso Encaja 400 Culturatic-Feria del Libro de Valladolid 43 Encuentro en Castilla y León’. Todos ellos tendrán lugar a través de distintas redes sociales y plataformas 2.0, ya que uno de los objetivos marcados es lograr mayor difusión de ese acontecimiento cultural vallisoletano a través de las posibilidades de la Red de redes.

Por último, Culturatic se encargará de organizar una de las jornadas de la Feria del Libro de Valladolid 43 Encuentro en Castilla y León, concretamente la dedicada al libro electrónico, que se presentará junto con el resto del programa en el acto reservado para la presentación de la feria de este año.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Una ecuación con demasiadas incógnitas

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 Hace tan solo tres semanas una sentencia de un juzgado de Barcelona desestimaba la demanda que la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) había presentado contra un particular al que acusaba de difundir a través de su página web, de manera ilícita, enlaces a sitios de intercambio de archivos P2P. En su argumentación, el juez consideraba que la actuación del acusado no suponía ni distribución, ni reproducción ni comunicación pública de las obras a las que ayudaba a enlazar. De hecho, apuntaba a que ese sistema de enlaces es, en sentido amplio, la base misma de Internet, y lo que infinidad de páginas y buscadores permiten técnicamente.





Pero no solamente legitimaba esa página web que apuntaba a los sistemas P2P. También estas redes quedaban al amparo de la sentencia, que las definía como “meras redes de transmisión de datos entre particulares usuarios de Internet que no vulneran derecho alguno protegido por la Ley de Propiedad Intelectual”, siempre que no exista un ánimo de lucro.

Esta noticia entronca con otra hecha pública estos días y que habla sobre los resultados obtenidos por la industria del videojuego en nuestro país durante el año 2009. Unos resultados que retrocedieron un 16 por ciento con respecto al ejercicio anterior y que alcanzaron los 1.200 millones de euros de recaudación. El bajón en la facturación es achacable, según la Asociación Española de Distribución y Editores de Software de Entretenimiento, a la situación de crisis pero, sobre todo, a las descargas ilegales -o alegales- a través de la Red y a la piratería.

Pese a esa signifcativa reducción, España continúa siendo la cuarta potencia europea en el sector del entretenimiento interactivo. La industria, además, acapara el 53% de la cuota total del mercado del ocio. Ni cine ni música consiguen acercarse a las cifras que mueven las consolas y los videojuegos.

Ambas informaciones se sitúan en una misma ecuación de la que, de momento, somos incapaces de desentrañar sus incógnitas. El derecho de los internautas a intercambiar por la Red archivos sin renunciar a elementales derechos de privacidad frente a la obligación de las industrias culturales de proteger sus tambaleantes negocios y el sustento de miles de trabajadores. La solución, de momento, no parece cercana.

miércoles, 17 de marzo de 2010

El negocio del cine, en manos de los internautas

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En esas jornadas formativas de las que hablábamos el otro día por aquí, uno de los participantes resumía con una frase el cambio de escenario que las nuevas tecnologías habían traído bajo su brazo al terreno de la empresa. “Los mercados son conversaciones”, venía a decir para explicar que los tiempos de los mensajes unidireccionales, del marketing entendido como el autobombo que cada compañía aplicaba más o menos con las mismas fórmulas, habían dejado de tener sentido. Y esto es así, en buena medida, por el cada vez mayor margen de maniobra que el ciudadano de a pie encuentra para interactuar con las empresas, rebatir sus argumentos, amplificar sus acciones o influir en el comportamiento de un elevado número de potenciales clientes.

Un ejemplo de esto se encuentra en las redes sociales como Facebook o Twitter, donde cada día millones de usuarios comentan sus impresiones acerca de todo cuanto les pasa por la cabeza. Por supuesto, también del último producto que han comprado y no ha alcanzado sus expectativas o ese nuevo comercio que acaba de abrir sus puertas y en el que el puedes encontrar de todo a un precio excelente. En la Red, cada internauta se convierte en un líder de opinión de los contactos que tiene asociados en su red o de los visitantes que se dejan caer en su blog.

Mientras el ponente explicaba todo esto pensaba en cómo la industria cinematográfica ha comprobado todo esto en primera persona. El tiempo de vida en las carteleras de una película ha sufrido una caída dramática en los últimos años. No hay que remontarse a la prehistoria para encontrar títulos que resistían sin demasiados problemas semanas, meses y hasta años en la misma sala. Un goteo incesante de espectadores mantenía a salvo las producciones, que se veían beneficiadas de un boca-oreja de reducidas dimensiones que ahora, en Internet, se ha multiplicado hasta el infinito.

Antes veía una película, me gustaba (o no) y se la recomendaba (o no) a mi círculo de contactos más cercano. Alguno me haría caso e iría a comprobar por sí mismo si la cinta merecía la pena o desistiría de gastar el precio de la entrada.

Ahora, en páginas como Filmaffinity.com una legión de críticos no profesionales analizan los últimos estrenos para una audiencia global. Un consenso en clave negativa hacia una determinada película se convierte en el peor de los augurios para su carrera comercial, en especial en el medio y largo plazo. Ni la más agresiva de las campañas publicitarias podrá rescatar de la quema un título que no goza del favor en la Red.

La industria, en especial Hollywood, ha entendido perfectamente este cambio en las reglas de juego y ha modificado su estrategia de la única manera posible: si la película no gusta y a partir de la segunda semana la taquilla cae en picado, la solución es arrastrar a los cines a la mayor cantidad posible de espectadores los primeros días de exhibición. Y así funciona ahora el cine, a golpe de sonados estrenos y multimillonarias promociones que resisten unos pocos días y dan paso a la siguiente apuesta del estudio. Excepciones a la regla siempre existirán, y ahí está el Avatar de James Cameron, por ejemplo, que ha conseguido prolongar sus extraordinarios resultados en taquilla desde su estreno en el pasado mes de diciembre. Pero esto es lo raro.

lunes, 15 de marzo de 2010

¿Cualquiera puede hacer contenidos de calidad?

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El título de este post es una ironía, claro. Viene a cuento de unas jornadas en las que dos de las personas que hacemos este blog participamos la semana pasada. El contexto era el de unas conferencias de corte formativo, dedicadas a pymes, en las que se hablaba de las oportunidades del comercio electrónico y de la utilidad de las redes sociales en el marketing.

Las conferencias, una a una, resultaron más que interesantes, vaya por delante. Pero hubo una afirmación un poco inquietante para quienes llevamos una década en esto de los contenidos web y consideramos que aún no lo tenemos todo aprendido, ni muchísimo menos.

Uno de los ponentes comentaba, más o menos en estos términos: "Las páginas web deben estar dotadas de una herramienta de administración fácil para que cualquiera de la empresa pueda actualizar sus contenidos. Los contenidos no deben dejarse nunca en manos del proveedor, sino que tiene que encargarse de ellos directamente cada empresa. Los contenidos deben ser siempre de calidad".

Permítanos discrepar de lo primero y dudar de que puedan hacerse contenidos de calidad si se dejan en manos de cualquiera. Incluso el proveedor de páginas web tendrá que contar, o debería hacerlo, con personas especializadas en redacción web, al margen de desarrolladores, maquetadores y diseñadores.

Una empresa (o cualquier otra entidad) ha de tener siempre el control del contenido que se introduce en su web. Debe marcar las directrices de comunicación, saber exactamente qué quiere transmitir a través de su página, ya que ello forma parte (y es una parte muy importante además) de su imagen corporativa, de la forma en que es percibida por los usuarios y, con ello, de sus potenciales clientes. Pero las formas importan tanto como el fondo, y una cosa es lo que la empresa quiere decir y otra cómo debe hacerlo.

Por desgracia, las páginas de empresas, asociaciones, etc., están marcadas, muchas veces, por malas prácticas. Webs absolutamente desactualizadas, textos escritos con criterios contrarios a la redacción para Internet e, incluso, con faltas de ortografía, informaciones de hace tiempo bajo una fecha que se actualiza automáticamente al día, noticias tomadas sin permiso (y, por tanto, de forma ilegal) de medios de comunicación... Hay cientos de ejemplos.


El cómo del qué

Quien pone en marcha una página web debe tener muy claro qué pretende comunicar con ella y, después, dejar el cómo en manos de expertos. Si desea ofrecer únicamente información corporativa atemporal, del tipo quiénes somos, dónde estamos y qué hacemos, ha de ponerse en manos profesionales para crear unos textos no sólo absolutamente impecables desde el punto de vista lingüístico, sino también acordes con mandatos publicísticos y, yendo un poco más allá aún, de la redacción web.

Si lo que quiere es brindar constantemente noticias a sus usuarios, ha de saber varias cosas que demasiado a menudo se olvidan: que los textos e imágenes que hay en otras páginas web tienen dueño, y por tanto no pueden copiarse y pegarse sin más, ni siquiera citando o enlazando a esas páginas; que las buenas intenciones y propósitos iniciales suelen pasar al último plano ante ese informe que urge, ese proyecto al que hay que dedicar una semana maratoniana o los mil detalles diarios que relegan la redacción de información a un último lugar que acaba por posponerse demasiado tiempo; que lo de "escribir bien" va tres pasos más allá de, en el mejor de los casos, redactar correctamente...

Cualquiera de una empresa no puede hacerlo. Es más, muy pocos están en disposición de hacerlo. Hay instrumentos en el mercado para ponerse al día: cursos para empresas, periodistas dispuestos a formar parte del departamento de marketing de la entidad y empresas especializadas a las que subcontratar el servicio. O, cuando menos, bibliografía específica que nos puede poner sobre la pista.

El control de lo que se dice ha de estar en manos de la entidad. Sin duda. La forma en que se hace puede arruinar el mensaje.

viernes, 12 de marzo de 2010

Mucho más que un escritor

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Escribir sobre alguien que acaba de fallecer sin recurrir a tópicos desgastados resulta complicado. Hacerlo sobre un escritor -y muchas cosas más- de la dimensión de Miguel Delibes lo es aún más. Su figura, colosal en el plano literario, extremadamente humilde en lo personal, posee la extraña cualidad, reservada únicamente a los más grandes, de permanecer ajena al tiempo. Es como si siempre hubiera estado ahí, esperando a que los ojos del lector se posaran en su obra y descubriesen personajes que, como el Azarías de Los santos inocentes, explican más sobre la condición humana que los más sesudos tratados filosóficos.

No es posible entender un tiempo anterior a Delibes. No después de que con El camino, con Cinco horas con Mario, con Las ratas, se ganase el derecho a figurar en un lugar privilegiado de las letras castellanas. Profundamente enamorado del idioma, del que conocía cada uno de sus recovecos, forjó con cada uno de sus trabajos una obra difícilmente equiparable con cualquier otra. En 1998, con El hereje, puso punto y final a un camino narrativo que comenzó cincuenta años atrás y con el que consiguió la sincera admiración de un público que llora hoy su pérdida.

Con su muerte desaparece un nombre fundamental para comprender la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Eso sí, lo hace únicamente la persona. Su obra, en la que laten sus grandes pasiones, como la caza, el mundo rural y un amor incondicional por Castilla, permanecerá viva y dispuesta siempre a acoger a quien se refugie en uno de sus libros.

jueves, 11 de marzo de 2010

Cine, innovación y Kurosawa

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La innovación no (sólo) consiste en utilizar técnicas, desarrollos o herramientas inéditas hasta el momento, sino también, y tal vez sea su forma más interesante, en aplicar un punto de vista creativo y audaz a procesos ya conocidos. En cine, por ejemplo, la técnica del flashback ya estaba inventada cuando Akira Kurosawa la utilizó en Rashomon, pero su forma de hacerlo, de forma encadenada, supuso un punto y aparte en el ámbito cinematográfico. Por algo esa película le valió el León de Oro en Venecia y el Óscar a la mejor película extranjera.

En 2010, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, el mundo aprovecha para hacerle el homenaje que merece y que se ha retrasado dos años si se toma en cuenta décimo aniversario respecto al año de su muerte, 1998. La Semana Internacional de Cine de Valladolid es un ejemplo de ello. La Seminci, que tenía previsto realizar este ciclo dentro de la 55ª edición, tal como había anunciado, ha decidido adelantarlo a marzo, unas fechas más acordes, por otra parte, con el centenario del nacimiento del realizador, el 23 de marzo.

Así, los aficionados al cine que deseen disfrutar de Kurosawa podrán hacerlo en Valladolid, en dos miniciclos de cinco filmes cada uno, el primero de ellos del 15 al 20 de marzo. Todas las películas serán de acceso gratuito hasta completar el aforo del salón de actos de Caja España, en la Plaza de España.

Las Palmas, un festival que alcanza la madurez

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El Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria se ha ganado en una escasa década de existencia el derecho a formar parte de la élite de festivales de cine españoles. El 12 de marzo arranca una edición, la undécima, de un certamen que transita entre las facetas comerciales y autorales para componer una Sección Oficial a primera vista interesante.


Durante la semana larga en la que se desarrolla esta cita podrán seguirse películas como La isla interior, vista ya, por ejemplo, en la Seminci vallisoletana y que dirigen los locales Dunia Ayaso y Félix Sabroso. Este drama en el que intervienen Candela Peña o Alberto San Juan abre una programación en la que destacan nombres como los del filipino Brillante Mendoza o el portugués Pedro Costa. Directores habituales en festivales de cine de todo el mundo y, por regla general, bien tratados por la crítica, pero que difícilmente veremos en las carteleras de las salas que funcionan en cualquier centro comercial. Precisamente el dar a conocer este otro tipo de cine es una de las razones de ser de festivales como el de Las Palmas.

Además de la sección principal, el certamen repasará la filmografía de otro de esos realizadores que con cada una de sus películas construye una obra llamada a soportar el paso del tiempo. El canadiense Atom Egoyan es uno de los grandes protagonistas de esta edición, y la presencia de su último trabajo, Chloe, uno de los platos fuertes de la parrilla.

Clásicos modernos, con homenaje incluido al recientemente fallecido Iván Zulueta, y un acercamiento a los nuevos realizadores que surgen en la escena cinematográfica de todo el mundo ayudarán a fortalecer un festival que ha alcanzado su madurez.

martes, 9 de marzo de 2010

Redes sociales y seguridad, una ecuación cada vez más complicada

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Quienes rehusan utilizar las redes sociales, muchas veces personas muy cercanas al mundo del desarrollo de aplicaciones en Internet, alegan que este tipo de plataformas son poco seguras. Cabría decir, con el sentido común en la mano, que lo son en la medida en que los usuarios son precavidos. Por ejemplo, si alguien va a pasar el fin de semana fuera de casa, puede que se lo cuente a sus amigos en un bar (sitio público), pero no a gritos, no de manera que pudieran enterarse de la noticia todos los demás ciudadanos que se toman un café en ese momento.

Facebook, por ejemplo, permite elegir el nivel de seguridad de sus usuarios. Así, casi para cada acción es posible decirle a la herramienta quiénes pueden ver qué cosas.

Lo inquietante llega cuando se ven aplicaciones en la Red como pleaserobme.com, una página que pone de manifiesto la vulnerabilidad de los comenarios inocentes de los usuarios de redes socilales, en este caso un microblog. Please rob me añade en tiempo real los twitts (es decir, toma su información de Twitter) de personas que informan dónde están en ese momento o de dónde van a estar en un futuro próximo. O, lo que es lo mismo, de quienes dicen claramente, a voces y en el bar, que van a dejar su casa sola y, a veces, por cuánto tiempo.



Existen iniciativas mucho más artísticas y bastante más complejas, pero que también dan una idea de lo que es posible hacer tomando información de la World Wide Web. Es el caso de una aplicación creada por Jonathan Harris capaz de recopilar y analizar lo que él denomina "huellas", los rastros que los internautas dejan a través de sus blogs en la Red. El experimento consiste en recoger frases que contengan palabras tipo "me siento..." y, a partir de ahí, representar la situación de forma gráfica. El resultado es un gran mapa de sentimientos.


La pregunta es inevitable: si una aplicación semejante recopilase palabras del tipo "Obama es...", lo que se obtendría sería un mapa del pulso político de un país. En la actualidad no sería realista, puesto que no toda la población de un país desarrollado tiene acceso a Internet, y mucho menos de todos los países del mundo. En el caso de los más desarrollados la situación puede ser comparable al intento de hacer una encuesta telefónica hace 40 años. En España, hace 40 años, no todo el mundo tenía teléfono. Existía lo que ahora llamaríamos brecha digital, tanto en lo que a clases sociales respecta como al mundo rural respecto al urbano.

Un pulso a la Red, en un país desarrollado, dentro de 20 años (por aquello de fiarlo largo), en un entorno como el de las redes sociales, en el que la gente tiende a hablar desenfadadamente con los amigos y a a ser sincera... ¿cómo funcionaría con una herramienta como la de Harris?

viernes, 5 de marzo de 2010

Alicia y la guerra de la exhibición

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El episodio protagonizado por el último largometraje del realizador Tim Burton, una versión del clásico Alicia en el país de las maravillas, es una prueba más del complejo momento que viven la distribución y la exhibición cinematográficas en todo el mundo. La situación es la siguiente: Disney, dueña de los derechos de distribución internacionales del largometraje, manifestó su intención de reducir a 12 las semanas entre su estreno en cine y la salida a la venta del DVD en países como Gran Bretaña o Italia. Los dueños de las salas británicas que optaban a su exhibición fueron los primeros en protestar. Consideraban que esta decisión limitaba sus opciones de alcanzar un buen resultado en taquilla y rentabilizar, así, los costosos equipos adaptados para la proyección en 3D que precisa este título. ¿Por qué ir al cine si en menos de tres meses puede encontrarse en las tiendas y disfrutarse cómodamente en casa? Disney, por su parte, se amparaba en la necesidad de proteger su producto y luchar de alguna forma contra la piratería, que arruina muchas de las expectativas comerciales de la industria cinematográfica.



La respuesta de la cadena Oberon, una de las mayores del país, el boicot a la cinta de Burton, no ha sido secundada por las otras grandes compañías del sector, que consiguieron pactar una semana más de explotación. La situación en Holanda ha vuelto a repetirse y amenaza con perpetuarse si la distancia entre el estreno en salas de las películas y su aparición para el mercado doméstico queda reducido a su mínima expresión. De momento, eso sí, son las grandes compañías de distribución como Disney las que controlan la situación: siempre habrá quien esté dispuesto a exhibir sus costosas y atractivas superproducciones diseñadas para romper las taquillas de medio mundo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Reconocimiento facial y redes sociales

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Circula por la Red de redes información sobre una nueva aplicación, Recognizr, que aúna distintas tecnologías para acabar en algo que parece de ciencia ficción: alguien le hace una fotografía a la cara de una persona con su teléfono móvil e, inmediatamente, puede saber en qué redes sociales tiene cuenta esta persona. En Youtube hay colgado un vídeo bastante esclarecedor sobre su funcionamiento:



Un texto interesante sobre Recognizr es el que incluye en su blog Enrique Dans, en el que explica que, en principio, la obtención de información sólo es posible si el retratado se ha dado de alta de antemano en la base de datos de la aplicación, que ha desarrollado la empresa sueca The Astonishing Tribe (TAT). Dans apunta como peligro de esta innovación el que una herramienta similar acabase utilizando como base de datos la propia Red.

Tal vez la pricipal responsabilidad sobre seguridad recaería, una vez más, en el uso que cada cual hace de las distintas herramientas de Internet y la bisoñez con que permite el acceso a otras. Ejemplo 1, de Facebook, por aquello de que en pleno 2010, momento de escribir este post, es al más extendido: hay gente que utiliza esta red social para hacer acopio de amigos, cientos de ellos, algunos personas con las que coinciden esporádicamente por cuestiones de trabajo. Suele coincidir con que estos usuarios apenas publican nada en sus muros. Es decir, se deduce que su actividad a través de Facebook está fundamentada en los mensajes privados, algo que coincide con las estadísticas de un estudio de Elogia Ipsofacto de noviembre de 2009 donde se refleja que el envío de mensajes privados es la actividad que se realiza con más frecuencia.

La segunda parte, la inocencia en ese uso, tiene que ver con los datos que el propio usuario proporciona, generalmente pensando que nadie tiene dobles intenciones en las redes sociales. Hace unos días circulaba un aviso por Facebook que rezaba algo así como: "Si recibes una invitación a una página que dice SER PADRE O MADRE ES LO MÁS MARAVILLOSO QUE TE PUEDE SUCEDER no hagas clic: se trata, en realidad, de una red de pedofilia que trata de recabar datos sobre tus hijos". Tal vez el aviso fuera real. O tal vez alguien estuviera experimentando con la velocidad a la que es posible transmitir un mensaje de muro en muro. 

En definitiva, y dado que la seguridad es un asunto cada vez más importante en Internet, tanto los desarrolladores de aplicaciones tipo Recognizr como sus usuarios deberían plantearse algunas medidas: crear un perfil público, tal vez el profesional, ese en el que alguien sí quiere estar localizado, y otro privado un poco más escondido, "reconocible" sólo por amigos; o bien integrar algunas herramientas más de seguridad en la aplicación y obligar a quien desee acceder a información sobre otra persona a identificarse para que el aviso fuera inmediato... Las posibilidades son mil.

 

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